8:40 – Génova: el Papa en el Ilva: “No hay que temer a los empresarios sino a los especuladores”

(ZENIT).- Poco después de la llegada al aeropuerto Cristoforo Colombo de Génova, el papa Francisco fue recibido por el cardenal Angelo Bagnasco, arzobispo de la ciudad, y de las autoridades civiles locales y se fue a la cercana empresa metalúrgica ILVA, donde llegó poco minutos después de las 8:30. Allí entró en un auto eléctrico a la fábrica,  donde varios miles de trabajadores le esperaban y se manifestaron con saludos calurosos.
Con un “Buon giorno a tutti“, el Papa inició sus palabras, interrumpido por un coro de “¡Francesco!”. Señaló con una cierta emoción: “Es la primera vez que estoy en Génova y tan cerca del puerto y me recuerda de dónde salió mi papá” hacia Argentina. Y concluyó su pensamiento con un “Gracias”.
Estas preguntas sobre el mundo del trabajo, “quise pensarlas bien para responderlas bien”. porque “hoy el trabajo está en riesgo, es un mundo en el que el trabajo no se considera con la debida dignidad que tiene y que da”.
“Hago una premisa: el mundo de trabajo es una prioridad humana” (aplausos) y por lo tanto es una prioridad cristiana, nuestra y también del Papa”, porque en el primer mandato, Dios  le dijo a Adán: ‘Trabaja la tierra y domínala'”. Y recordó que Jesús fue un trabajador.
Elogió las palabras que le dirigió el empresario a su llegada y la creatividad la pasión por la propia empresa”, “El empresario es una figura elemental de una buena economía” que son necesarios “buenos empresarios” con “vuestra capacidad de crear”, y que es importante que sepa “reconocer la virtud de los trabajadores y trabajadoras”.
Y “los trabajadores tienen que hacer el bien el trabajo, porque debe ser bien hecho”. A veces se piensa, indicó el Papa, que el trabajador lo hace porque es pagado, “y este es un error, porque se trabaja también por dignidad y por honor”. Que el buen empresario “conoce a sus obreros porque trabaja a su lado”.
El Papa describió que “el buen empresario es antes de todo un buen trabajador”, que  “comparte las fatigas del trabajo”, y se esfuerza “para resolver problemas”. Y “si tiene que licenciar a alguien debe ser una decisión dolorosa”. Ningún buen empresario quiere licenciar a su gente, “quien piensa a resolver el problema de su empresa licenciando gente no es un buen empresario, es un comerciante” que “hoy vende a su gente, mañana venderá su propia dignidad”.
“El empresario no va confundido con el especulador, son dos tipos diversos” aseguró e Pontífice. “El especulador es una figura similar a la que Jesús llama de mercenario”, pues no aprecia a su empresa o trabajadores, “los ve como un medio para lucrar”.
“Licenciar, cerrar, desplazar una empresa no le crean problemas” al especulador, “porque usa y devora personas y medios”. Así, la economía pasa a ser “sin rostros” y “se vuelve una economía despiadada”. No hay que temer a los empresarios, porque ha tantos que son buenos, hay temer a los especuladores. Lamentablemente el sistema político favorece a los especuladores y no empresarios.
“Las reglas pensadas para los deshonestos –indicó el Papa– acaban por penalizar a los honestos”. Aseguró que “hay tantos empresarios que aman a su empresa y trabajadores. Y concluyó con una advertencia: “Empresarios y trabajadores, estén atentos con los especuladores y con las reglas que favorecen a los especuladores y dejan a la gente sin trabajo”.
2:31:00 a.m.

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