Cardenal Osoro anima a “vivir y participar” del Año Santo Lebaniego

MADRID, 23 Abr. 17 (ACI).- El 23 de abril comienza el Año Santo Lebaniego, un tiempo dedicado a la especial veneración del “Lignum Crucis”, el trozo más grande de la cruz de Cristo que se guarda en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana en Cantabria (España).

El Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid, invita en su carta semanal a “vivir y participar en el Año Santo Lebaniego” que se iniciará el domingo en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, porque “allí sentiremos más y mejor la urgencia que los hombres tenemos de dar una versión nueva a nuestra vida y de salir a la misión para anunciar la Buena Noticia que mueve y conmueve todo lo que existe”.

El Año Santo Lebaniego se celebra desde el siglo XV, cada vez que el 16 de abril, festividad de Santo Toribio, cae en domingo. Este año, como el 16 de abril coincide con el Domingo de Resurrección, el inicio de este año jubilar se ha trasladado al 23 de abril.

Santo Toribio fue custodio de los lugares sagrados de Tierra Santa y según explica en su carta el Arzobispo de Madrid, en el monasterio dedicado a este santo se conserva desde el siglo VIII la reliquia del Lignum Crucis, “el trozo más grande de la Cruz de Nuestro Señor”.

Para el Cardenal Osoro este Año Santo es especial porque nació en Santander, diócesis donde se encuentra el monasterio.

En ese sentido, el Purpurado recuerda que “el Año Santo Lebaniego invita a que celebremos la conversión y la misión. La Cruz y el sepulcro vacío, es decir, la Muerte y Resurrección de Cristo, son inseparables. La Cruz es expresión del triunfo sobre las tinieblas”, precisa el Cardenal Osoro.

Por eso asegura que “es en la Cruz donde se sintetiza para nosotros, los cristianos, el misterio de la Encarnación y de la Redención, de la Pascua plena de Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María; el misterio de su pasión y muerte, de su resurrección y glorificación”.

Con motivo de este Año Santo, el Cardenal invita a pasar por “la puerta Santa que es Cristo” y recibir la gracia de las indulgencias de este año jubilar.

Por lo que anima a “hacer una peregrinación exterior, que termine en esta peregrinación interior donde el perdón y la misericordia la celebramos con el sacramento de la Reconciliación y la celebración de la Eucaristía”.

El Purpurado subraya que el Año Santo Lebaniego es una oportunidad “de ver la infinita piedad y amor de Dios hacia los hombres, que sigue suscitando en el corazón y en el alma de cada ser humano un movimiento de conversión y de redención que impulsa hacia la reconciliación” y “una oportunidad más de gracia que el Señor nos entrega”.

Ya que, “el cristiano, puesto delante de la Cruz, acoge el misterio, lo contempla y saca de él la fuerza suficiente para ir a la fuente que es el mismo Jesucristo, donde puede renovar su vida desde la raíz para vivir según el Evangelio”.

Para aprovechar este año de gracia, el Cardenal invita a preguntarse sobre el significado de la Cruz. “¿A qué y a quién remite la cruz?” y si nos “introduce en el ámbito de la misericordia y del amor a todos o nos mantiene en la indiferencia”.

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— ACI Prensa (@aciprensa) 11 de abril de 2017
3:42:00 p.m.

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