Cuando los buenos se callan: MLK



Por El Hermano Asno

Cuánta de la violencia, muerte y vicios que generan los malos se deben al cobarde silencio.

En el muro aledaño a la puerta de acceso lateral de la Catedral de Apatzingán, ha sido colocada una manta con la imagen de Martín Luther King, destacado pacifista y defensor de los derechos de los afroamericanos en los años sesentas y quien fuera asesinado precisamente por defender al prójimo.

El mensaje que contiene la manta es un llamado digno de ser reflexionado no sólo por los michoacanos, sino por todos aquellos, que viviendo enmedio del mal del mundo, por su silencio se cometen injusticias, asesinatos y se viven los peores vicios.

El mensaje dice textualmente: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa, es el silencio de los buenos. No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena”. En esas frases, se encierra mucho de lo que Apatzingán ha vivido en los últimos años: desde alcaldes que entregaron a la población a grupos armados dedicados al vicio hasta el tener que salir y abandonar sus propiedades aguacateras o serles cerrados los mercados para no dejarlos vender sus cosechas. Violaciones a mujeres, asesinatos, secuestros y ejecuciones.

La frase de Luther King encierra también la preocupación de que la gente buena, que debió de haber actuado en su momento y con prudencia, no hizo lo necesario dejando crecer a un monstruo que hizo de las suyas.

Quien fuera el primer obispo de esa Diócesis y también primer Obispo de la Diócesis de Celaya, Mons. Victorino Álvarez Tena, esbozó en un pensamiento la actitud que debe darse de parte de quien nos decimos cristianos: “Al mal jamás lo vamos a poder acabar. El mal terminará cuando se acabe el mundo, cuando llegue la Parusía. Pero lo que sí podemos hacer es disminuirlo, abajarlo hasta niveles en donde el bien sea el que impere”.

Ante esta reflexión, la pregunta que todos nos debemos hacer es: ¿Hasta dónde hemos dejando nosotros crecer el mal en nuestras colonias, en nuestra casa, en nuestra ciudad, en nuestra entidad federativa, en nuestro país, en el mundo?

Hace muchos años, en alguna comunidad rural del sur del estado de Guanajuato se cometió un asesinato en contra de un joven padre de familia, dejando en la viudez auna mujer y en la orfandad a tres criaturas. Cuando se dio el hecho, hubo quien comentó que ese tipo de acto era algo muy normal en la zona.
La respuesta a esa hecho violento puso de manifiesto el nivel de inconciencia: asesinar ya era normal en la vida diaria de esa zona, cuando una mente racional sabe que eso no es normal.

El resultado de la violencia en Apatzingán obligó a la Iglesia Católica de esa diócesis a crear una pastoral que sólo es vista en zonas de Colombia debido al narcotráfico y a las guerrillas de las FARC, la llamada Pastoral del Consuelo, que sirve para sanar las heridas, tratar de reducir el resentimiento y ayudar y auxiliar a las viudas, producto de ejecuciones, asesinatos y desapariciones violentas. No es una, son decenas de viudas, lo que deja una herida profunda en esa zona.

Hasta dónde con nuestras actitudes estamos llevando a nuestra sociedad a vivir imágenes semejantes y en nuestras comunidades.

La violencia y los robos se están haciendo parte de nuestro entorno.

Resulta interesante que sean las frases de un pastor bautista de color y norteamericano, lasque nos vengan a recordar a los hombres y mujeres de los tiempos actuales, que la maldad seguirá imperando mientras que quienes se supone somos los buenos, sigamos callando ante tanta violencia y dolor que aqueja a muchísimas familias en nuestro país y en nuestro entorno de todos los días. Todo por el maldito dinero.
4:45:00 p.m.

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