Ángelus Dominical

Domingo, 17 de Agosto de 2014 | P. Eduardo Lozano






EL SANTO PADRE FRANCISCO anda en Corea con ocasión de la VI jornada de la juventud asiática y eso me llena de preocupación (¡mucha preocupación!): en una de esas frecuentes ocurrencias que tiene le da por quedarse en aquellos lares y nos deja el Vaticano y sus alrededores llenos de una tremenda ausencia… AUNQUE SI LO PENSAMOS más detenidamente, no estaría mal un cambio de tamañas dimensiones: por un lado tendría un tinte misionero y por otro pues nos pondría en un movimiento múltiple para justificar y organizar lo que venga; es bueno notar que rápido nos acostumbramos a la comodidad de lo ya establecido, de lo que así ha sido y ni pensar que cambie… CUANDO SAN JUAN DE DIOS moría a los cincuenta y cinco años de edad, víctima de pulmonía por salvar a un joven en riesgo de ahogarse, nunca se imaginó que dos de sus hijos espirituales morirían víctimas del ébola, habiéndose contagiado en África por razones semejantes: ejerciendo su ministerio a favor de los más necesitados… A LA FECHA YA SON DOS los religiosos juaninos que entregan su vida en la raya (en estas circunstancias) y no me extraña nadita que su muerte es conclusión de una vida entregada a los demás, ellos son George Combey y Miguel Pajares… ASÍ COMO ELLOS, HAY OTROS muchos sacerdotes, religiosas y laicos en situaciones de riesgo ante el contagio, la violencia, la persecución, las carencias, y otros tantos etcéteras, y que sin afanes protagónicos están entregando la vida a su propia misión: para todos ellos mi admiración y mi cariño; de todos ellos tengo mucho qué aprender… Y SI ESTO SUCEDE ANTE la enfermedad, ahora imagínate lo que estará pensando el Papa Francisco en su viaje a Corea y no resulta tan descabellado lo que dije al inicio: con un corazón tan misionero y viendo a la juventud asiática, casi seguro que el Santo Padre tiene ganas de poner –al menos- una sucursal de Vaticano en Asia, cerquita de China y de Corea del Norte, país que finalmente le hizo el feo y no aceptó participar en la Jornada de la juventud que ya señalé… A LA ORDEN HOSPITALARIA de San Juan de Dios yo la admiro enormemente comenzando por su fundador, que a los 46 años de edad todavía le daba vuelo a la hilacha y andaba de lingo-lilingo hasta que le llegó el momento de la conversión y se entregó de lleno a los enfermos más rechazados: los enfermos mentales… DE QUÉ TAMAÑO Y FUERZA fue la experiencia que vivió Juan Ciudad (así se llamaba en el siglo) que cambió su nombre por el de Juan de Dios; y más bien fue Juan de Los Demás, entendiendo por “Los Demás”, los que casi están de más, como si de un estorbo se tratara: los esquizofrénicos, lunáticos, idos, chiflados, dementes, deschavetados (¡mira cuántos modos tenemos para nombrarlos!) y todos los que se le parezcan o relacionen… ANTES DE DEDICARSE A los enfermos mentales, Juan Ciudad había sido pastor, soldado, vendedor de libros y casi casi vagabundo; llegó el momento en que escuchó un sermón de San Juan de Ávila y ahí vino la conversión: un cambio radical en seguimiento de Cristo sirviendo a los más rechazados de su entorno… TAN SÓLO NUEVE AÑOS le bastaron a Juan Ciudad –portugués emigrado a España- para crecer en la caridad y el servicio, no se arredró ante insultos, incomprensiones, rechazos, desprecios, y toda suerte de contrariedades: quiso servir a los enfermos como si del mismo Cristo se tratase, por eso ahora lo conocemos y veneramos como San Juan de Dios… A DECIR VERDAD yo no me visualizo atendiendo enfermos (ni de la mente ni del cuerpo), soy medio cobarde y de por si ya me cuesta trabajo atender a los que considero que están sanos; será que por eso admiro y respeto a todos los atienden lo que genéricamente llamamos la pastoral de la salud… ME HAN ENVIADO A SERVIR a los seminaristas y le pido a Dios que ninguno se me enferme (ni del cuerpo ni de la mente) y para que estén en cabal salud en el Seminario se les procura que tengan alimento sano, habitación digna, educación esmerada, ambiente constructivo, trabajo constante, descanso debido, oración sincera, convivencia suficiente y de cada en cuando alguna golosina como para que no se les amargue el carácter… YO TE RECOMIENDO que como padre o madre de familia, procures a tus hijos todo lo que he enunciado, que para lograrlo no hace falta tanto dinero, sino ganas de aprovechar lo que ya tenemos que, aunque parezca poco, será suficiente si sabemos compartirlo con gusto, como lo hizo San Juan de Dios…

11:47:00 a.m.

Publicar un comentario

[facebook][blogger]

Hermanos Franciscanos

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DisablePlease Enable Javascript To See All Widget