Regla de la Orden Franciscana Seglar: Artículo 10


Regla de la Orden Franciscana Seglar Comentada
Capítulo II

Artículo 10

Asociándose a la obediencia redentora de Jesús, que sometió su voluntad a la del Padre, cumplan fielmente las obligaciones propias de la condición de cada uno, en las diversas circunstancias de la vida, (16) y sigan a Cristo, pobre y crucificado confesándolo aún en las dificultades y persecuciones (17).

COMENTARIOS:

(16) La Constitución Dogmática sobre la Iglesia, la Lumen Gentium, en su número 41, nos recuerda a través de estas palabras del artículo 10 su contenido y la fundamentación de dicho artículo.

A continuación, la cita textual:

La santidad en los diversos estados

41. Una misma es la santidad que cultivan en cualquier clase de vida y de profesion los que son guiados por el espiritu de Dios y, obedeciendo a la voz del Padre, adorando a Dios y al Padre en espiritu y verdad, siguen a Cristo pobre, humilde y cargado con la cruz, para merecer la participacion de su gloria.

Segun eso, cada uno segun los propios dones y las gracias recibidas, debe caminar sin vacilacion por el camino de la fe viva, que excita la esperanza y obra por la caridad. Es menester, en primer lugar, que los pastores del rebano de Cristo cumplan con su deber ministerial, santamente y con entusiasmo, con humildad y fortaleza, segun la imagen del Sumo y Eterno sacerdote, pastor y obispo de nuestras almas; cumplido asi su ministerio, sera para ellos un magnifico medio de santificacion.

Los escogidos a la plenitud del sacerdocio reciben como don, con la gracia sacramental, el poder ejercitar el perfecto deber de su pastoral caridad con la oracion, con el sacrificio y la predicacion, en todo género de preocupacion y servicio episcopal, sin miedo de ofrecer la vida por sus ovejas y haciéndose modelo de la grey (1P 5,13). Asi incluso con su ejemplo, han de estimular a la Iglesia hacia una creciente santidad.

Los presbiteros, a semejanza del orden de los Obispos, cuya corona espiritual forman participando de la gracia del oficio de ellos por Cristo, eterno y unico Mediador, crezcan en el amor de Dios y del projimo por el ejercicio cotidiano de su deber; conserven el vinculo de la comunion sacerdotal; abunden en toda clase de bienes espirituales y den a todos un testimonio vivo de Dios, emulando a aquellos sacerdotes que en el transcurso de los siglos nos dejaron muchas veces con un servicio humilde y escondido, preclaro ejemplo de santidad, cuya alabanza se difunde por la Iglesia de Dios.

Ofrezcan, como es su deber, sus oraciones y sacrificios por su grey y por todo el Pueblo de Dios, conscientes de lo que hacen e imitando lo que tratan. Asi, en vez de encontrar un obstaculo en sus preocupaciones apostolicas, peligros y contratiempos, sirvanse mas bien de todo ello para elevarse a mas alta santidad, alimentando y fomentando su actividad con la frecuencia de la contemplacion, para consuelo de toda la Iglesia de Dios.

Todos los presbiteros, y en particular los que por el titulo peculiar de su ordenacion se llaman sacerdotes diocesanos, recuerden cuanto contribuira a su santificacion el fiel acuerdo y la generosa cooperacion con su propio Obispo.

Son también participantes de la mision y de la gracia del supremo sacerdote, de una manera particular, los ministros de orden inferior, en primer lugar los diaconos, los cuales, al dedicarse a los misterios de Cristo y de la Iglesia, deben conservarse inmunes de todo vicio y agradar a Dios y ser ejemplo de todo lo bueno ante los hombres (1Tm 3,8-10 1Tm 12-13).

Los clérigos, que llamados por Dios y apartados para su servicio se preparan para los deberes de los ministros bajo la vigilancia de los pastores, estan obligados a ir adaptando su manera de pensar y sentir a tan preclara eleccion, asiduos en la oracion, fervorosos en el amor, preocupados siempre por la verdad, la justicia, la buena fama, realizando todo para gloria y honor de Dios.

A los cuales todavia se anaden aquellos seglares, escogidos por Dios, que, entregados totalmente a las tareas apostolicas, son llamados por el Obispo y trabajan en el campo del Senor con mucho fruto.

Conviene que los conyuges y padres cristianos, siguiendo su propio camino, se ayuden el uno al otro en la gracia, con la fidelidad en su amor a lo largo de toda la vida, y eduquen en la doctrina cristiana y en las virtudes evangélicas a la prole que el Senor les haya dado. De esta manera ofrecen al mundo el ejemplo de una incansable y generoso amor, construyen la fraternidad de la caridad y se presentan como testigos y cooperadores de la fecundidad de la Madre Iglesia, como simbolo y al mismo tiempo participacion de aquel amor con que Cristo amo a su Esposa y se entrego a si mismo por ella.

Un ejemplo analogo lo dan los que, en estado de viudez o de celibato, pueden contribuir no poco a la santidad y actividad de la Iglesia. Y por su lado, los que viven entregados al duro trabajo conviene que en ese mismo trabajo humano busquen su perfeccion, ayuden a sus conciudadanos, traten de mejorar la sociedad entera y la creacion, pero traten también de imitar, en su laboriosa caridad, a Cristo, cuyas manos se ejercitaron en el trabajo manual, y que continua trabajando por la salvacion de todos en union con el Padre; gozosos en la esperanza, ayudandose unos a otros en llevar sus cargas, y sirviéndose incluso del trabajo cotidiano para subir a una mayor santidad, incluso apostolica.

Sepan también que estan unidos de una manera especial con Cristo en sus dolores por la salvacion del mundo todos los que se ven oprimidos por la pobreza, la enfermedad, los achaques y otros muchos sufrimientos o padecen persecucion por la justicia: todos aquellos a quienes el Senor en su Evangelio llamo Bienaventurados, y a quienes: "El Senor... de toda gracia, que nos llamo a su eterna gloria en Cristo Jesus, después de un poco de sufrimiento, nos perfeccionara El mismo, nos confirmara, nos solidificara" (1P 5,10).

Por consiguiente, todos los fieles cristianos, en cualquier condicion de vida, de oficio o de circunstancias, y precisamente por medio de todo eso, se podran santificar de dia en dia, con tal de recibirlo todo con fe de la mano del Padre Celestial, con tal de cooperar con la voluntad divina, manifestando a todos, incluso en el servicio temporal, la caridad con que Dios amo al mundo.

(17) Estas últimas palabras también encuentran en el No. 42, párrafo 2 de la Lumen Gentium su sentido esencial.

Hemos agregado los párrafos 3, 4 y 5 que ayudan más a la comprensión de este artículo. El texto íntegro señala:

Pero a fin de que la caridad crezca en el alma como una buena semilla y fructifique, debe cada uno de los fieles oir de buena gana la Palabra de Dios y cumplir con las obras de su voluntad, con la ayuda de su gracia, participar frecuentemente en los sacramentos, sobre todo en la Eucaristia, y en otras funciones sagradas, y aplicarse de una manera constante a la oracion, a la abnegacion de si mismo, a un fraterno y solicito servicio de los demas y al ejercicio de todas las virtudes.

Porque la caridad, como vinculo de la perfeccion y plenitud de la ley (Col 3,14), gobierna todos los medios de santificacion, los informa y los conduce a su fin. De ahi que el amor hacia Dios y hacia el projimo sea la caracteristica distintiva del verdadero discipulo de Cristo.

Asi como Jesus, el Hijo de Dios, manifesto su caridad ofreciendo su vida por nosotros, nadie tiene un mayor amor que el que ofrece la vida por El y por sus hermanos (1Jn 3,16 Jn 15,13). Pues bien, ya desde los primeros tiempos algunos cristianos se vieron llamados, y siempre se encontraran otros llamados a dar este maximo testimonio de amor delante de todos, principalmente delante de los perseguidores.

El martirio, por consiguiente, con el que el discipulo llega a hacerse semejante al Maestro, que acepto libremente la muerte por la salvacion del mundo, asemejandose a El en el derramamiento de su sangre, es considerado por la Iglesia como un supremo don y la prueba mayor de la caridad. Y si ese don se da a pocos, conviene que todos vivan preparados para confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirle por el camino de la cruz en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia.
3:56:00 p.m.

Publicar un comentario

[facebook][blogger]

Hermanos Franciscanos

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DisablePlease Enable Javascript To See All Widget